Este fin de semana celebramos una fiesta sorpresa, Gael llegará en marzo y no queríamos irnos muy encima de la fecha, porque con la barrigota que ya tiene su madre a estas alturas quién sabe. Es la primera vez que organizamos un sarao de estas características y creo que el resultado ha sido bastante aceptable, todo el mundo aportó su granito de arena en la organización, ya que hubo reparto de tareas y sin tener que pedirlo, nos repartimos decoración, comida, tarta de pañales, compra de regalos...así da gusto.
El único peligro que entraña una fiesta sorpresa es que la homenajeada decida improvisar planes justo ese día y eso fue precisamente lo que sucedió, así que hubo que recurrir al chantaje emocional más bajo para que la pobre acudiese a la cita, servidora la llamó fingiendo estar pasando por un momento emocional terrible y suplicando ser rescatada para ir a dar un paseo...jajaja, la colleja no fue tan fuerte como yo esperaba, porque la emoción de ver a un montón de gente que te quiere reunida en tu honor fue superior a las ganas de matarme por dejarla preocupada un par de horas antes al teléfono, en este caso el fin sí que justificó los medios, creo que su sonrisa lo dice todo.
La familia
Mon petit monstre no para de crecer...tres bebés más están en camino además de Gael, veréis que monos los voy a poner a todos este verano.
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